En los últimos días se han revelado numerosos avances en la COP 26 celebrada en Glasgow, para alcanzar la carbono-neutralidad en los principales mercados y en países en vías de desarrollo. Para nuestro sector, sin duda, el más llamativo ha sido el Acuerdo de Glasgow para vehículos cero emisiones que, dicho en simple, acelerará la transición hacia automóviles 100% cero emisiones. La misiva ha sido suscrita por países que en su mayoría son fabricantes de vehículos, con la sola excepción del nuestro, además de gobiernos regionales, fabricantes automotrices, instituciones financieras, inversionistas y operadores de flotas y plataformas de movilidad compartida, dando cuenta de un acuerdo extraordinariamente variado en sus signatarios, pero que no alcanzó a comprometer a gran parte de los principales mercados automotrices como son EE.UU., China o Alemania. De hecho, sólo el 15% del mercado mundial de vehículos firmó el acuerdo. El porcentaje restante se irá sumando a medida que ciertas dudas sean esclarecidas, entre ellas, definir en qué situación quedarán los desarrollos de combustibles sintéticos o cuánto demorará la transición hacia el transporte público eléctrico en las principales ciudades del mundo.
Para suscribir un acuerdo de esta naturaleza y que sus propósitos sean cumplibles, se deben haber realizado avances previos a la decisión de firma. En el caso chileno, este anuncio va en línea con las estrategias de promoción a la electromovilidad que se han anunciado últimamente. Se ha avanzado en tener normas más claras para la instalación de cargadores domiciliarios y de la red pública de cargadores que deberán ser instalados masivamente. También se ha desarrollado una normativa de seguridad y constructibilidad de vehículos eléctricos que permite homologar estos modelos desde cualquier origen, en nuestro país, para su comercialización en el mercado nacional. Y ha habido, también, avances en ciertos incentivos siendo el más relevante el anuncio reciente de un permiso de circulación a costo cero para los dos primeros años de vida de un automóvil. Podríamos replicar en Chile el propósito expresado por varios gobiernos regionales de cambiar sus flotas de vehículos por modelos eléctricos o híbridos a 2035, acelerando la transición. El camino que queda por recorrer es largo, pero habrán ideas y oportunidades para que nos parezca cada vez más cercano.